Si con tan solo cerrar los ojos y desear profundamente una cosa pudiéramos ver ese deseo cumplido, no dudaríamos en repetir la acción cuantas veces fuera necesario, sin embargo, anhelar profundamente una cosa, no nos garantiza poder obtenerlo. La palabra de Dios nos da un secreto como verdad comprobable en el salmo 37:4 “Deléitate en el Señor y él te concederá los deseos de tu corazón“ y este consejo lo siguió Ana Brigitte, quien vería milagros sobrenaturales. Sucedió luego de regresar de servir en el peniel de mujeres; en la empresa donde labora le comunicaron acerca de un traslado de su actual lugar de trabajo que no le beneficiaba mucho pues la significa más tiempo y esfuerzo para movilizarse, sin embargo, Ana no se desesperó sino que clamo a Dios por un milagro y pronto lo vio, pues acercándose el tiempo del cambio, Ana de manera inexplicable incremento sus ventas y su jefe tuvo que retractarse de su decisión confirmándole que conservaría el mismo lugar de trabajo. Tú también puedes experimentar milagros sorprendentes cuando te desafías a servir y buscar a Dios de todo corazón.